Cuando vi la isla
conocí tu nombre.
Pétalos de ámbar
en la flor de un beso.
El volcán de tus ojos
deja ceniza de luna
en mis ojos de niño.
Tu piel se abre
como un fruto maduro
a la luz de la mañana.
Si digo tu nombre regresan
la flor, el volcán, tu piel
y el fruto que al dibujarlo tiene
la forma de tu isla.
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