viernes, 30 de diciembre de 2022

Tu mirada

 

Sí, ya pasó todo, el tiempo es una golondrina en eterno viaje,
en mi espalda el origen de los lugares se desvanece,
en tu espalda la noche, un abril de pétalos azules,
la hemorragia del color, y aquel amanecer de pájaros, huyendo.

¡Ay! del frío tras la canícula, ¡ay! de la cicatriz en la frente de una carne vencida,
¡ay! del oscuro eje donde giran las moléculas del horror, ¡ay! de este grito
que explota en la garganta como aullar de lobo en la mesa cotidiana
de un almuerzo pobre.

Y vives con la ternura lamiéndote el ayer,
canción de vástago, bisel antiguo que abre tu puerta
a la juventud perdida.

Y vives con la rosa frágil de la efeméride entre las manos,
el aire no es añejo, ni el paisaje morirá al morir el suspiro
que dejas en tu habitación vacía.

Ya son las dos en el reloj sin ángeles de la madrugada,
el misterio de la luz dibuja astillas de neón por los suelos;
y, de pronto, rememoras un día cálido de septiembre,
junto a la alameda, los tilos dan refugio a tu niñez,
en la piel una fruta aún por exprimir…

Y es que en tu mirada el corazón infantil del pasado, late.

Así vences a la eterna noche.

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