viernes, 15 de noviembre de 2019

El acuario



Cómo concebí este sueño acuoso de ojos y membranas,
de piel lunar y aletas que giran en un acuario turbio.
Hay una ciudad de rodillas, enhebrada de algas,
roca estéril en la ternura del limo, robots blancos
caminan por el jardín de los tritones, un coro
de sirenas iza una catedral de escamas donde viven
los pájaros del agua y las lombrices que se ocultan
de la astucia de los pulpos. Mi casa es un viejo galeón
de amuras oxidadas, los cardúmenes ejecutan
su baile entre las cuencas vacías de los marinos,
se hundió la memoria bajo doblones de oro, perlas,
plata del potosí. Qué dulce el rumor de las conchas,
me inquieta, me seduce la aventura del calamar
con su danza de diosa de brazos múltiples
y el impulso de la tinta como una nube de ébano.
Hay calles de plancton donde transitan las horas
azules de las ballenas, la risa de los delfines, el hambre
infantil de un tiburón ácrata. Pero yo vivo aquí, en este
sueño diminuto, junto al coral de plástico y a la locura
de los peces de colores; soy el tridente o el arpón
que preside la noche de esta pequeña ciudad,
ciudad atrapada en cristal; como mi vida,
como tu vida, bajo el agua inaudible.

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