viernes, 31 de marzo de 2017

La llama eterna

Todo el aire es nuestro,
el sol, la claridad,
el horizonte infinito.

Nada será sombra
de este amanecer
que vive
en la piel de los años jóvenes.

Un auto es una llave
que se introduce en los paraísos
de mil curvas sin boca.

El alcohol resplandece en el fondo de los vasos líricos,
se acerca a mí un cuerpo
que ha conocido
la servidumbre de los pantanos.

Existe una perfección
en los márgenes que brotan
y son delirio.

Así el ayer como una foto de plata
que recoge el perfil
de los amantes sin voz.

No pudo la lágrima con el agosto de la vida,
que sea entonces la eternidad un recuerdo,
el alma indómita de esta flor
que nunca envejece.

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