lunes, 2 de enero de 2017

Y llegas

Siempre hay islas que no sufren.¿Por qué
la arquitectura dócil de un cuerpo describe
insomnios, tardes de espejos, música en unos
tejanos rotos? Pronto el niño que no crece susurrará
lo imposible. Mi tía desnudó ayer la pasividad
de los marcos, la infantil querencia de las alfombras.
Escucho ese crujido que sabe a ángeles, el calor
de los radiadores me recuerda a un sol sin alma,
en los jardines vecinos un murmullo de palabras
rebota en las pérgolas vestidas de invierno. Y llegas
con la astucia de los cromos(sauce que cimbrea
su caleidoscopio ante mi sed de nauta)para escuchar
la sombra de los ojos que ven por ti cada día
en la penumbra o en el fulgor de una claridad
amiga. Son pocos los pasos hasta el bar perdido,
te buscas en un vaso cuyo cristal muere de besos,
hablamos de ausencias y de luz, en la memoria quedará
el sudor blanco de una conversación de niebla,
transitoria como el recuerdo que hoy me dictas
con tus labios que han desconocido el ámbar
de aquel solaz que aún te cubre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario