domingo, 22 de enero de 2017

La fidelidad es una sombra sin cuerpo

Un vuelo cercano dibuja mi verdad sin máscara.
El principio resplandece con auroras encendidas,
el mundo lleva estampado un nombre, la ciudad
se muda a nuestro abrazo de serpentinas. No hay
custodio en el transcurrir: río de la vida el tiempo,
nenúfares que recogimos en cualquier estación,
sombras que se inquietan al verse distintas, voces
que adoctrinan los ecos de los días iguales. Pero
en el resplandor yace la pregunta, su vómito es de nieve,
su blasfemia el bálsamo que bifurca la luz. Juntos
la historia calla, juntos el futuro viaja lento
entre miradas que no necesitan una explicación
rota. Mira el horizonte de los caballos azules.
Allí nuestros pasos fingen la simetría dulce del sur,
columna o raíz de este viaje en el que somos
arcadia infinita que nos sueña.

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