¿Son estos los copos del frío? El tren se arrodilla,
es un cadáver en la atmósfera azul.
La noche duerme virgen sin un oasis en su luz roja.
Ha vuelto la mañana con agujas de plomo y hay voces
de dinosaurio que no exhiben un sol.
Soy carne que se desploma o la quilla de un buque
que amanece en un baúl de insomnios.
Es suficiente el filo de una palabra para encontrar la luz perdida.
Hablamos como caracoles que regresan al punto en que se cruzan
los orangutanes y el miedo, la sinrazón y el hechizo.
Tu risa divide el tiempo como un corazón sin algas ni marfil.
Después de la isla el combate de un guiño, los pasos de un ejército
que se agota en tu vientre. Como la imposible edad de las mandrágoras,
el mezcal de tu sexo.
te leo y sonrío...cómo escribes Ramón, cómo escribes!!
ResponderEliminarEn breve me echo una pequeña siestecita...
un abrazo
Yo hice la siesta y estos versos sientan de maravillas después del café de la tarde y un poco de lectura en portugués...Maravilloso este grupo de metáforas que orquestan el poema...
ResponderEliminarUn abrazo amigo. Tino
jajaja..espero que te haya sentado bien esa siesta con o sin acompañamiento. Gracias por comentar y un abrazo.
ResponderEliminarYo también soy de siesta, Tino, asi que ya tenemos otra cosa que nos une. Gracias por comentar el poema y un abrazo.
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