sábado, 4 de octubre de 2025

Los alfileres del recuerdo

 

Y lloverá sobre lo llovido, como en un círculo terrible

de letanías los alfileres del recuerdo hincan sus puntas

de ardor en la mejillas de mi ser, y vuelven las margaritas

a surgir sobre los campos de ceniza, y regresa la estéril

canción del niño que balbucea misterios de azar bajo

las sábanas infantiles, también tú conoces la luz

escondida en los arpegios, por eso murmuras notas

sin color en las madrugadas cuando nadie oye el pálpito

antiguo que en tu sien es un mar de anhelos sin

la bondad de la orillas, bajo el carcaj que esconde

las flechas rotas de tu adiós hay un cúmulo de paraísos

ocultos por el desencuentro, entre los oasis

de una comunión lejana y azul yacen las flores

de la penumbra, más allá de los soliloquios

está el fósil de la palabra, en el lugar de los espejos

que miran al sol la desnudez de la noche se aleja como

te vas tú en la barca invisible del olvido hacia la lejanía,

hacia el rumor de la evocación, hacia la difuminada luz

que apenas finge conocerte cuando tu nombre es ya

una nube que cruzó rauda por la memoria de mi cielo.


viernes, 3 de octubre de 2025

El mundo interior

 

Juega conmigo al juego de conocerte.


El azogue, el cristal,

una fotografía, solo muestran

esa máscara

a la que llamamos

apariencia.


Si al cerrar los ojos,

piensas en ti

-en tu vida-

es cuando te ves

realmente.


jueves, 2 de octubre de 2025

Amanece en el campo

 


Amaneció la blancura como una raíz que tirita

en la fría mañana, y en las hojas un velo de plenitud,

y en el tallo un vestido de cristal puro, y en la siembra

una capa de polen celeste de color diamantino;

ya el ramaje con su cintura alba brilla entre la luz

como un rocío de piedra, ya cada pétalo es una

quebradiza constelación donde el aire más ávido

posa su lengua de hielo, ya mis ojos se rinden

al silencio que ve nacer de la noche

la bella flor de la escarcha.



miércoles, 1 de octubre de 2025

Insomnio

 

Como esperando al tigre que parpadea en el rincón

más oscuro de la noche va el pensamiento con la llama

lúcida en los intersticios de la carne a impedir la fiebre

que madura en la profundidad de los ojos, y se desdobla

el cristal y en su envés, tras el visillo irreal de los párpados,

el fantasma del sueño espera a que baje el telón de la vigilia

y se haga lienzo el ardid donde se libere la rosa del instinto,

el clamor invencible de la palabra muda que tiembla

en los labios como una letanía de ángeles sin cielo,

pero no, aún la luz en lo hondo, todavía la rémora

del día arrastra un nimbo que llueve sin tregua ni

pausa sobre las pupilas en vela, y no hay paz, no existe

el oasis puro en la habitación anochecida, ni el silencio

es ya esa nana que en los oídos invita al sueño a recogerse

como un niño entre los brazos de una virgen-madre o al

amparo de una luna que anuncie la llegada del feliz sosiego.


martes, 30 de septiembre de 2025

Retrato de mujer sin nombre


Brocal tupido, finamente rijoso, el cabello vence al aleve aire,
de lino ensortijado la túnica que en transparencia desnuda
el orondo seno, la procaz areola que tizna de sol oscurecido
la doblez ambigua de la hembra núbil, y en el mapa de su faz
el territorio enmascarado de los ríos salvajes, los ojos negros
de tizón, la flor del labio carmesí, las mejillas candorosas
junto a la recta nariz, y tras la singladura talar del vestido,
en la isla sin nombre del sexo, una sed de náufrago, un portal
de luz, la húmeda atracción de lo ignoto que amanece en mí.

lunes, 29 de septiembre de 2025

Negación de la ausencia

 

Nunca del todo este hueco que hiere la razón de vivir,

nunca el silencio que me lleva al río de tu voz y vuelve

susurro la añoranza, nunca esta invisibilidad de la carne

que ahoga la virtud del tacto, nunca la noche en el día

claro de tu presencia como ceguera de ti en el resplandor

de estar juntos, porque te invoco en lo ido igual que una

oración de madrugada, porque existes en los espejos

que han visto tu rostro encanecer, porque aún resuenan

las risas en las habitaciones como loa de amor, porque

tras los visillos hay una luz y una sombra con el perfil

que dejaste al irte, porque te hablo y tú me respondes

con los labios en penumbra, con las mil sílabas que niegan

el olvido, con tus ojos que siguen aquí, eternos, mirándome.


domingo, 28 de septiembre de 2025

Anhelo

 


Ser nube, pájaro o río.


Pasar por la vida, simplemente.


Porque lo que no ata al recuerdo,

lo que no deja huella

nos hace libres.


sábado, 27 de septiembre de 2025

Explicándome

 No inventé la palabra que tan solo fue eco

en mis labios, repetí igual que un niño dócil

los mensajes que me envió la vida para ser coro

que murmura el alfabeto común de la especie,

nadé en el río cómplice donde la costumbre

es una bandera sin color, fui humo entre las nubes

de un cielo gris, soldado del azar en los páramos

fríos de la noche, espiga en el trigal del deseo

bajo el impulso de un aire sin mañana, viví como

uno más, lo mismo que todos, completamente a ciegas.




viernes, 26 de septiembre de 2025

Esas cosas

 

Son pocas, si las cuento, cinco.


Las llaves de nuestra casa,

una fotografía de cuando éramos jóvenes,

la pluma cromada que me regalaste

al cumplir los treinta, una postal de Lisboa

y otra de París- nuestros primeros viajes-.


Y sin embargo, son suficientes

para que ya nunca seas olvido.


El puño cerrado

 

Como si en el corazón del puño el aire fuera

un metal limpio y al atrapar el alma del tiempo,

al sentir por un instante que se puede retener

lo que no guarda forma ni es materia, ni se ve

su duración como una flor de piedra en el revés

de tu mano, ni quedó huella entre los surcos

de una piel sin raíz la firma real de un nombre,

ni nacieron palomas de su seno, ni has visto

ningún rostro yacer en la cóncava cuna, ni hay

fósiles de invencible eternidad; comprendieras

que solo el vacío sin pretérito que habita en los

relojes, solo lo que ya no es y ha cruzado el tamiz

de los segundos queda como testimonio entre los dedos

de una mano que se abre a la luz, ya por fin, vencida.

jueves, 25 de septiembre de 2025

Cada cuál es como es

 

Yo voy al corazón de la vida,

es decir a la hondura

del sentimiento.


Sin que importe el precio a pagar

ni lo que deje en el camino.


Es una forma

como otra cualquiera

de habitar en el mundo.


La ola

 


Como se encrespa,

se riza,

se derrama,

dócil.


Y es ala de un ángel

y es rumor

de vida.


Y es en la playa

un granizo blanco

de sal

pura.


miércoles, 24 de septiembre de 2025

Difícil respuesta

 

Si me preguntan por lo que he sido hasta hoy,

es fácil contarlo, ahí están

los hechos de mi vida.


Si me interrogan por lo que seré,

también es fácil la respuesta,

al final de todo

un muerto más.


Pero si se trata de definirme en el presente,

eso sí que es difícil,

solo se me ocurre decir

que estoy en obras.

Quemando vida

 

El devenir insomne, los restos como escamas a su lado

de lo que fue duro mástil de vida, la virtud y el aura

infantil en los ojos, la agilidad del felino que no huye,

disfruta del veloz tránsito hacia el olvido, sin tiempo,

sin noche, todo luz de rayo por las calles efervescentes,

todo un agitar de alas sin ser pájaro, un desnudo de piel

suave y niña, un resplandor en el sitio que ocupa el corazón,

en el pecho, allí donde aún resuenan tambores y címbalos,

en el espacio indefinido que habita la senda del futuro;

y cómo danza su cuerpo, derviche en círculo, vaivén

que asoma sin destino entre espejos de bruma, que no

tiene raíz, que vuela como delirio en el pensamiento fugaz,

que es ardor y llama y pábilo incandescente, que existe

y ya no existe porque alude al ayer y alude al mañana

en el mismo hoy de la consciencia, porque ya solo se ve feliz

en las fotografías y aún admira la multiplicidad que desdobla

su nombre sin morir, porque ya es viejo y no logró guardar

en una esfera los minutos blancos de la inocencia,

porque, en fin, ya decae la luz y entre sombras solo 

consigue ver cómo se aja la flor de su esqueleto.

martes, 23 de septiembre de 2025

Visita a una ciudad de Bélgica

 




Yo la quería dócil, vestida de bruma,

pero no, el verano puso en las fachadas un barniz de luz,

ausente el color mate en la húmeda piel de los edificios.


Llegan a mí los sonidos que se repiten como una letanía,

el carillón eterno con su melodioso canto,

el rumor de los canales cuando cruzan

bajo el puente los barcos azules y rojos,

el golpear de los zuecos sobre los adoquines...


Y ya no soy el visitante, soy un aire otoñal

que se posa en los tejados a dos aguas,

que es nieve en la canícula, que cae como lluvia

sobre la memoria del presbítero.


Que desnuda su edad para ser un pájaro que ora

porque quiere volverse piedra,

testigo inmóvil del flujo constante de los relojes,

sed viva que resiste al devenir de la muchedumbre

como un árbol resiste a la inclemencia

por mas que los siglos intenten desgastar su fiel naturaleza.




lunes, 22 de septiembre de 2025

Tu compañía

 

Hoy estás aquí y eso basta.


No hables, no me mires, no sufras por mí.


En tu sombra hay luz,

en tus latidos

nadan los míos.


Has llegado como llega el sol al mundo

para ver morir la fría noche.


Bajo la luz de Amsterdam

 

Tú también conoces la desnudez de las sirenas,

la armonía del agua cíclica

que vierte el insomnio de la luz

en un mar claro.


Somos los vehículos sin carril del mañana,

tú el pedal del sueño, yo la rueda

que no circula bajo los álamos tupidos.


Y hay un rojo insomne en cada párpado

y en cada cristal que asoma al día

un árbol de sexo que mira a los ojos del silencio.


Qué rumor de puentes vivos acompaña los pasos de un ángel.


Y tú, cenicienta dulce que crece al alzarse las palomas

como una marea gris sobre la melancolía de la noche.


Y tú que esperas un navío azul que se abra al humo de las acequias,

y tú que te vendes en los espejos como un flor amarga.


Y tú que visitas los mercados y dejas un eco de sílabas entre los perfumes,

las dalias, el tulipán púrpura que brota de tu corazón de piedra.


Y yo bajo el dintel de la casa donde la niña símbolo arroja flores de negritud.


Y yo que quise ser pájaro y no fui más que raíz sobre el agua de mis sueños.


sábado, 13 de septiembre de 2025

Buscando tu isla dentro de mi espejo

 

Todo es plata y gris, como ceniza

este frenesí sin nombre, en lo profundo

tú, sin vestidos blancos, sin la rubia flor

de tu enagua, y yo como un esquife

entre el coral del azogue, yo en el río

inmóvil de la sima, yo que soy pozo

y cielo a la vez te busco a tientas,

sin luz, sin un faro que me guíe

a tu isla, sin un navío que cruce

los mares que solo tú conoces.

viernes, 12 de septiembre de 2025

Quedaos con todo

 

Quedaos con todo, las grandes mansiones,

los autos de alta gama, las fiestas en los yates,

las mujeres artificialmente hermosas, las joyas

y patrimonios que heredasteis sin esfuerzo,

los imperios económicos que explotan a la gente,

los trajes y vestidos de marcas famosas, los aviones

privados…a mí me basta con el sol hundiéndose en el mar,

con la pureza de la nieve los días fríos y claros de invierno,

con la amistad noble que no mira a cuanto asciende

tu cuenta corriente, con las playas vacías del otoño,

con los bosques solitarios donde se respira un aire

limpio, con tu amor desinteresado, con la lluvia

serena que cae sobre mi rostro, con las ciudades

y su historia, con nuestros cuerpos desnudos

en un hotel perdido entre montañas.

jueves, 11 de septiembre de 2025

Perdido

 

A veces buscas en lo hondo de ti un oasis y solo encuentras la superficie estéril del silencio. Tu palabra flota en un mar sin las islas del abrazo, te desnudas y el corazón vierte su música inaudible como de eco repetido en lo profundo de un cristal donde tu imagen ya no dialoga con el futuro, únicamente lo hace con el pasado, y no te ves en los ojos que acompañan tu presencia, los ojos sin sueño, los ojos extraños como nieve de agosto, los ojos sin paraíso en la lejanía de una contradicción, y te escudas en lo imposible para no sentir la rutina que asola ese páramo sin azar que es un laberinto oscuro dentro de tu alma, allí donde los espejos no reflejan la luz sino el perpetuo latido de la noche, la estólida quietud de una estatua con el perfil inevitable de tu rostro.


miércoles, 10 de septiembre de 2025

Dentro de mí

 

Te abrí mi puerta y entró tu sombra.


Por el río de mi sangre nadan tus ojos.


Cada latido es una vocal de tu nombre.


Tu presencia es oxígeno 

y tu ausencia es ahogo.


Si te fueras, si te marcharas

dejarías mi casa vacía.


martes, 9 de septiembre de 2025

La ley del deseo

 

Alza tu vaso de ginebra que no es cartel de amor,

mueve los labios pero no digas la palabra que llora,

finge ser cuerpo desnudo bajo el vestido de la noche,

en tu maquillaje la luna, en tu olor el perfume ambiguo

que sacia la raíz del deseo, me llevas al delirio rojo

de tu habitación, a la yacija donde espera la cópula

como una flor extasiada, al túnel de unos ojos

en los que muere la luz y sobrevive el placer.

lunes, 8 de septiembre de 2025

Persiguiendo mis pasos de antaño

 

Imaginé mi huella en las losas, el juego de correr

entre columnas al grito de libertad, mi rostro

mojado por la lluvia en medio de una calle preñada

de historia, volví a la senda donde proseguía la estatua,

aún el olor del mercado como el aliento de la vida

y de la muerte en un mismo perfume donde los horarios

son latidos que se superponen igual que fósiles

que acompañan mis pasos, donde la luna huye

de los cristales al romper la luz del día consciente

de que su tiempo es pálido y su misterio ríe en la noche

como un ojo feliz de iluminar las horas jóvenes, la ilusión

fértil que comparte un futuro entonces abierto a la infinitud,

quizá mañana solo tesoro en la memoria que una vez soñó

con golondrinas cruzando los espacios en que la nieve

no impedía el calor de los cuerpos, la fe compartida,

un sonido antiguo de caballos salvajes galopando lunas,

aquella luz en los corazones que se vertía hacia dentro

como un sol invencible esparcido entre los labios

de los que aman el fulgor de la estrella y no la telaraña

gris de los años que tiñen la piel de desaliento, de ceniza

sin ascua, de pálpito débil como de mariposa que extingue

con la fugacidad de un suspiro el sueño iluso de su breve primavera.

sábado, 6 de septiembre de 2025

Resiliencia

 

¿Has visto los alfileres de la palabra incrustarse en tu nombre?


Diques níveos en los ojos, ¿sudas tú con el jirón de la vieja piel

como mordiendo la sed del tiempo?


Contra el aire el metal del corazón,

contra la inclemencia el sostén de la raíz,

contra el oráculo la voz libre.


Arden los bosques y tú ya eres, ceniza no,

humus bajo el sol del estío

con la llama que en ti

se vuelve alfil de luz

en los retoños

por venir.


Ve

cómo se iluminan los caminos

en la ciega la noche.


viernes, 5 de septiembre de 2025

El ángel sin alas

 

Esa sombra de lo inverso en el cáliz que recoge

la gratuidad de la sangre, un alfiler que niega

la virtud al clavar el fino acero en la palidez

de un rostro que no mira al horizonte lejano

del porvenir, y es que ya no vibra el misterio

de los músculos, no late la pasión ni la flor

de la alegría asoma a unos ojos que miran sin ver

la belleza que rodea la visión en penumbra

del día, languidece el tallo de la juventud,

la esperanza es un árbol que llora la caída

hacia la raíz interior donde el silencio se ha

convertido en mar y no hay un faro que alumbre

las horas que vendrán porque lo que llega

es una música de pífanos tristes y la melancolía,

como un féretro blanco que se abre a la bruma

del los atardeceres declina hasta que la noche

pone en los labios una mudez extraña, un sonrisa

que añora la infancia perdida, un claroscuro tenaz

que se alza como nimbo y circunda la orografía

de la piel, el contorno de un cuerpo casi inmóvil,

sin la llama en el corazón, sin el impulso ágil

de la vida fluyendo por las venas hasta la risa

y el abrazo, la ilusión y el amor ausentes

del innombrable cristal donde no ya se refleja

el ángel que dona sus alas a quien con valentía se ve

en un oasis de luz que ilumina el perfil irreal de sus sueños.



miércoles, 3 de septiembre de 2025

Mi viejo auto, yo y los límites de velocidad

 

A treinta: mi coche va por una calle transitada,

como es un animal bien adiestrado

comprende que debe ir lento,

niños y ancianos en las proximidades,

encima es hora punta.


A sesenta: núcleo urbano en carretera de dos carriles,

hay que reducir velocidad

-cuando el motor se desperezaba

y más alegre parecía-

peligro de sanción.


A noventa: esto ya es otra cosa,

cambio de cuarta a quinta

de quinta a cuarta,

lo hago solo por fastidiar un poco

y hacerle ver

a mi bravío caballo de metal

que aquí el que manda

soy yo.


A más de cien: el coche ya no es un coche,

es un halcón que caza kilómetros,

nos dirigimos veloces

hacia un lugar escrito con letra blanca

en los carteles azules de la autopista.

martes, 2 de septiembre de 2025

Las palabras de amor son claras, las de desamor oscuras

 

Conocimos la palabra clara, aquella desnudez de selva

que unía lo salvaje con el ardor, en los verbos había

lunas redondas de piel carmesí y en los labios el silencio

daba flores como alfiles rojos que nacían juntos al deseo

común de los instintos por cumplir, y era fácil enhebrar

significados porque si tú iniciabas una frase yo proseguía

como si la misma agua naciera de las bocas en manantial

común hasta el coro de las risas o hasta que el dulzor

de la palabra amante se pronunciara a la vez, entonces 

ni tu voz ni la mía se oían más allá del susurro en una confesión

sin más testigo que nuestros ojos mirándose bajo la luz

clara de la mañana; pero después llegó la palabra oscura,

con el peso de la edad y los residuos del resquemor,

ya no había luz en las bocas ni virginidad en el aliento

que dejó de ser ósmosis de la palabra para ser dos ríos

que no confluyen en el mismo mar, los labios se alejan

y los significados son heridas que nunca cicatrizan porque

las respuestas se hayan escritas en los corazones y cada

latido ya no es puro, arrastra los sedimentos del dolor

sin que ningún filtro logre que volvamos al manantial

donde aún lo virgen transcurre como una historia

que nace al mundo y se forma con palabras parecidas

a las que un vez ya lejana concebimos entre los dos.

lunes, 1 de septiembre de 2025

Calle Alfredo Vicenti

 

Un par de bares

-el Bocatín y la Vinícola-.


El súper enfrente del portal

y la farmacia en la esquina.


El quiosco de la acera ancha

y la mercería de Aurorita.


El garaje de Dimas


Ningún gimnasio,

ni bazar chino

-eran otros tiempos-.


En definitiva lo que había en cualquier calle

que no estuviera en el centro.


Salvo la farmacia, ya nada existe.


Aunque tal vez me equivoque.


Porque si cierro los ojos,

allí continúan los bares,

el súper, el quiosco

el garaje y la mercería

desafiando el paso tiempo.

domingo, 31 de agosto de 2025

Piso con vistas

 

Algunos comercios de barrio y nada más.


Una calle sin árboles 

ni semáforos.


En mi edificio carecíamos de ascensor.


Solo escaleras por subir

-vivía muy arriba-

y en mi piso un ventanal

que daba a tu cuerpo

desde donde tenía,

sin comparación posible,

la mejor vista

de toda la ciudad.


La rosa y el pájaro o el pájaro y la rosa

 

Uno más, una semilla o un pájaro-niño que brota

o vuela por jardín o cielo con el tallo breve, las alas

pequeñas de príncipe, sin sequedad ni jaula, así

colmándose en pétalos abiertos, lúcidas plumas

de inicio oscuro, más tarde lienzo multicolor, duración

en que la ósmosis vence al frío de la nieve, madura

en hojas tiernas el rosal, más allá el cenit del pájaro

bajo un sol de estío o en un abril exhausto de luz,

con las nubes multiformes, los dos culmen de vida,

una en rosaleda, hermosa comunidad de ardor

perenne, el otro, firme mástil su duro pico, su plumaje

gris, el vientre blanco y un destino en lontananza

como navío que atraviesa los ríos de la noche

hacia la luna de ceniza, su sombra en el corazón

esférico es señal de libertad, un rayo negro,

la cicatriz furtiva de un pájaro que hace sonar

su trino de calandria sobre el alba que revive.


viernes, 29 de agosto de 2025

La casa árbol

 

Desnudo el árbol de mi casa con la hoja multicolor

del ensueño, y no hay laberinto, ni espejo ni red,

solo un tatuaje en la piel donde las historias son fruto

perenne, raíz que ancla su singladura en mi corazón

como un aro de luz que recorriese la sangre sin atavío

de la vejez, aquella claridad que nunca llegaba al azogue,

el lento devenir de la música en mis oídos que recogían

como en grácil cuenco de manos las letras y la armonía

de una canción de amor, las voces de las niñas, el viento

musculoso bailando con el cristal la sinfonía impetuosa

del aguacero, y todo en mí: las grecas del piso, la pared

granulada, los muebles de caoba, los cuadros sin firmar,

las fotografías antiguas, el cristo doliente en la cruz...

y la habitación de infancia como si en el alma un hogar

eterno palpitara conmigo bajo la nítida voz de la memoria.

jueves, 28 de agosto de 2025

El fruto de la nocturnidad

Que eco recuerda el paso de ayer, silencio de piedra en la noche viva, 

sigo el crisol amarillo de los faroles, la rama violeta del árbol en la lejanía 

que recibe en sus hojas el neón, y soy lluvia y aroma de mirto, soy la luna 

en el cristal de todas las ventanas que no nacieron de tus ojos, me alimenta 

la voz vieja de los portales y el primer goce de los cuerpos bajo las sábanas 

encendidas por la pasión desnuda, qué luz confunde la rosa blanca con el ágil 

pájaro negro que vuela por las cornisas mojadas de ardor, columpios en el parque 

como astas vencidas, un resto de sol en esta iglesia, milagro de cirio 

en la hornacina que las gotas perdidas de la tarde mojaron con su agua 

de amor, y en ti una guirnalda y un sol herido, en ti la penumbra 

del ave muerta, en ti la tez de una hormiga que es un faro blanco 

en mi senda de nocturnidad pétrea, y voy al rótulo de atavíos 

curvos, con un nombre antiguo de simbología intacta, voy a la música 

y a las letras de la poesía con el zurrón vacío de nieve, voy esquivando 

los espejos para que en mi rostro no crezca la nube del olvido, 

voy como sombra entre pilares de mármol ausente y fugaz 

dejando un verso gris entre tus cejas de tinta azul, y llego 

al atrio y al túmulo, al arco ojival y al oro de la caoba tintada, 

allí en un segundo de paz mi oración es un aullido que se vierte

dentro de mí como un bisturí que saja la ausencia de los mil nombres 

con que quise ocultar el mío ahora que nadie ignora a cuál respondo.


miércoles, 27 de agosto de 2025

Hacerse mayor

 

Es un hombre atractivo, 

culto 

y no le falta dinero.


De mujeres va sobrado.


Diríamos que es un triunfador.

y además se encuentra en la plenitud de la vida.


Pero a veces al mirarse en el espejo

se da cuenta de todo lo que irá perdiendo

con el correr de los años

hasta su día

último.


En esos instantes comprende

que resulta más doloroso hacerse mayor

cuando se está en la cima del mundo.

Recuperamos la verdad inútil de una campana

 Qué es el artificio,

¿tu soga de perfectas uñas nacaradas?
¿el adiós que escupe en las alcantarillas su último
verso idolatrado?.

Descubre un pétalo de sol en mi nombre,
desde tus esquinas se rompe la savia de este tronco hembra,
nace el delirio esquivo de los portales,
su horizonte mata escamas, norias de un pasadizo oscuro y terrible.

Mi amor se tiñe de algas azules, tu lluvia marca mis dedos
como un pájaro de oro y tiniebla, sudan las cruces
de aquel mundo ignorado, en el trasluz los visillos
palpan tu piel, la desnudan de azúcar y azabache,
los días, su insolencia de diminuto espejo, son como agujas
expuestas a un sol siniestro, cadáveres que llevan de la mano
un adiós silencioso, alcanfores que los vasos han proscrito.

No hay punto y aparte capaz de encender tu deseo,
ya no eres la volátil quietud de una pluma herida,
dibujas la sombra de las sombras en jardines de pánico ciego,
los años son un círculo perfecto, en él encaja tu acento de rosas,
para mi eres la musa que no ha conocido imanes, el soldado
que perdió su estigma entre idiomas de cal sedienta.

Ahora recitas silencios y tu aurora huele a murmullo de ríos estancados
¿me ama tu tenaza, me odia tu vacío de largos tentáculos de almendra?
Soy mi sombra a cada instante, regreso al acantilado dúctil,
¿lo recuerdas?, allí las palabras viajaron como viento,
tus hombros comidos por charcas fumaban bocas de nube amarga,
era azul tu hora oscura, después llegaron púlpitos de naves perdidas,
lienzos donde la espectacular mesura de los pendientes
ejecutó la pirueta de los vestíbulos cerrados.

Alambre, dudas, esa ciénaga cuyos espectros comieron semáforos impúberes.
¿Dónde está hoy la perfecta armonía de lo cúbico, aquel semblante horizontal
que atravesaba sexos, tus alas de murciélago en mi mástil de hombre?
Ajenos a los pentagramas, recuperamos la verdad inútil de una campana.

Cuando leas este poema crecerán suburbios en mis venas, pero tú
ya te habrás ido, como un espejo sin azogues, como un peldaño
sin máscara, igual que una luz que tiembla y se derrama
en su tiempo diminuto, en su segundo exacto.