miércoles, 1 de octubre de 2025

Insomnio

 

Como esperando al tigre que parpadea en el rincón

más oscuro de la noche va el pensamiento con la llama

lúcida en los intersticios de la carne a impedir la fiebre

que madura en la profundidad de los ojos, y se desdobla

el cristal y en su envés, tras el visillo irreal de los párpados,

el fantasma del sueño espera a que baje el telón de la vigilia

y se haga lienzo el ardid donde se libere la rosa del instinto,

el clamor invencible de la palabra muda que tiembla

en los labios como una letanía de ángeles sin cielo,

pero no, aún la luz en lo hondo, todavía la rémora

del día arrastra un nimbo que llueve sin tregua ni

pausa sobre las pupilas en vela, y no hay paz, no existe

el oasis puro en la habitación anochecida, ni el silencio

es ya esa nana que en los oídos invita al sueño a recogerse

como un niño entre los brazos de una virgen-madre o al

amparo de una luna que anuncie la llegada del feliz sosiego.


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