Como si en el corazón del puño el aire fuera
un metal limpio y al atrapar el alma del tiempo,
al sentir por un instante que se puede retener
lo que no guarda forma ni es materia, ni se ve
su duración como una flor de piedra en el revés
de tu mano, ni quedó huella entre los surcos
de una piel sin raíz la firma real de un nombre,
ni nacieron palomas de su seno, ni has visto
ningún rostro yacer en la cóncava cuna, ni hay
fósiles de invencible eternidad; comprendieras
que solo el vacío sin pretérito que habita en los
relojes, solo lo que ya no es y ha cruzado el tamiz
de los segundos queda como testimonio entre los dedos
de una mano que se abre a la luz, ya por fin, vencida.
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