sábado, 27 de junio de 2020

Mujer de invierno

A menudo me hablabas de la bruma y la escarcha,
del frío y los osos polares. De niña al ir al colegio,
el invierno-decías- eran bolas de nieve, verdugos,
abrigos y guantes de todos los colores. Ahora
me explico tu amor por el fuego, el por qué
se recogen tus piernas- calcetines rojos- como
alas de cigüeña, ante la chimenea encendida.
Nuestro hogar de montaña lo elegiste tú,
en verano hay flores diminutas y cantos
de cigarra; prefieres enero, sus copos
blanquecinos, sus cristales de hielo y estos leños
que, juntos entregamos, al rito ancestral
de darnos calor en las horas en que los lobos
buscan cómo alimentarse si no nos encuentran.


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