domingo, 6 de agosto de 2023

La duda senil

 

No hay un sol bajo el revés de los párpados,
ni en el eterno eclipse de la noche que amplía
su horario de azabache, no hay luz en el núcleo
de la edad, cortina que vela, poco a poco, la juventud
de los propósitos. Por la boca de los relojes asoma
un túnel de horas negras, y ya no se ven el azul
del mar ni el blanco de la nieve, ni el gris pálido
de la bruma, ni el rojo incandescente del volcán.
Se vive en el sueño donde la realidad es un carrusel
invencible de imágenes que no son ni serán tacto,
ni ceremonia del día. No hay alba en la mirada
ni resplandor en los ojos, casi a ciegas la duda es un dios,
sin transparencia, ni tul, ni cénit. Cristal sin azogue, yo.

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