jueves, 1 de junio de 2023

Cosas de pájaros

 

Completamente pájaro oculto en el ovillo del metal,
el tren busca luciérnagas en la noche
y yo visito los candiles que iluminan a la nube
que entreví con mi fiebre caída bajo los párpados.

Con el filo de los autobuses rozando la inútil niebla,
con la sangre en los labios como un carmín de áridos besos,
igual que el cenit que acaricia la incertidumbre
pues desconoce los silencios del azar
y no navega en los ríos que el agua forma
a partir de la lluvia del ensueño, viajo.

Sin rombos ni raíces, sin azúcares ni almíbar,
sin la página donde se describe el paso de la luz al misterio,
de la roja quimera al lugar donde los linces procrean,
ardida la maleza por el instinto que nunca mata a la nieve.

Y es perfecto este limón abierto en dos, pulpa y cicatriz,
gajo o veta en la desnudez de la frescura que da impulso de viento
a una cáscara agria, que nos dona el imperio ácido de los planetas,
que describe a los altos campanarios
como índices alegres apuntando a un ruiseñor perdido.

Sin el árbol, ni el jardín, ni el bosque que ya no late en su sombra,
colibrí indócil que proscribe a la fatalidad,
porque canta y no es consciente de que canta,
porque seduce a la hembra con el idioma blanco de la lírica,
porque solo la música adivina el lenguaje de los dioses,
lo demás es verbo y primavera sin flor.

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