Como
el relámpago tú, porque deslumbras
y
rasgas la piel del cielo, como el rayo formas
un
sarmiento de luz que brilla y muere en el corazón
del
silencio, como el trueno tu voz es alta y rotunda,
no
deja lugar al susurro, como la lluvia caes bravía,
y
se alza el petricor, oloroso. El cielo en negritud,
la
luz dormida y esta inmensa ola líquida derramada
a
la que puse tu nombre. Por fin se abren las nubes,
el
sol penetra en ti, Lucía.
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