viernes, 12 de noviembre de 2021

La isla perdida

Pinto leones en tus nalgas de espuma, late el mar

en el ocaso, fríos árticos se posan al bies del cantil.

De la negritud no existen huellas, podría el perdón

dibujarse en banderas que no mueve viento alguno.

Se derrama el cardumen de este músculo acuoso

sobre la incógnita del tiempo y los laureles fingidos

de la primavera. Qué astros habitan en tus ojos navegantes,

a que sazón debemos el fruto de la estela, la ráfaga de algas

que tu cuerpo híbrido va dejando, surco de olas, en la piel

antigua del océano, en el temblor de su vestidura, en el anillo

de mi cabo que no sea ata al miedo de tus consignas, ni fluye

como un abril en los espejos náuticos del firmamento. Solo quien

regresa a la isla perdida recupera lo que una vez fue su presente.

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