Un día llegó sin avisar
como un huésped
imprevisto.
La verdad es que resultó
un buen compañero de viaje,
alegre y cariñoso,
con el fui casi feliz.
Pero de igual forma que vino se marchó.
Sin avisar.
Todavía lo recuerdo
algunas tardes
en que la soledad
me vence.
Era el amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario