miércoles, 12 de junio de 2024

Un nombre hostil en el mar de mi memoria

Perdido en la sombra del presente acicalo mis cabellos

para volver al fugaz idilio de la secreta magnitud del crisol

y el oro, de la pálida creencia en el hechizo que asusta

a la memoria con las guirnaldas del desdén en los iris

moteados por las huellas de la nocturnidad, proclive

yo al arrabal que muere en las acequias del devenir

con himnos que acompañan la inclinación del agua fiel

por los corredores en barbecho de la senectud, sin sintonía

ni cauce, ni niñez ni barcos desnudos como espigas en el mar

azul, en alabanza y música de la clara ola mordida por el viento

y la sal que deja en la piel del dique la espuma de un árbol

marino con sus ramas de nadador extendidas por la cordillera

de un diálogo escrito con las interrogaciones que el humo y la fe

esparcen como páginas grises de perdón enroscadas en ondas

fértiles para así resplandecer bajo el imperio de una luz

que ilumina, a la vez, todas las letras de un nombre hostil

que no me permiten oír el eco de tu olvidado trino.

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