jueves, 22 de febrero de 2018

Caminar entre sombras

Mis pies son oblongos, pesados,
con frecuencia se preguntan por el hilo
de su origen sin temer al futuro
que vendrá.

No me importa el lastre
si la templanza es una flor en la conciencia,
si la verdad no huye
con el perfil de la exigua nieve,
si hay una doblez
que no quiero esgrimir como ceniza,
si tú misma eres la antorcha en que fijo mis espejos,
si el código blanco, alfil de la herencia invisible,
aún me posee con su círculo de amor
y su justicia exacta.

Sé que la duda jamás crecerá en mi noche,
todavía las rodillas rotas me dicen
que la luz a veces golpea como el hierro,
porque pesa, porque ningún dios ampara
la terrible fragilidad de sufrir lo inane,
la convulsión, el ejército dócil que se disfruta
con el instinto en los párpados
y esa lujuria y esa sinrazón que se vuelve coro
y sinalefa de todos los arbitrios,
Arcadia del músculo donde nada es nada
y nadie es nadie.







No hay comentarios:

Publicar un comentario