domingo, 11 de febrero de 2018

Senectud

Este cuerpo llora en un jardín olvidado.
Ya no cree en las alas del ángel ni en
el limpio espejo de la niñez. Sus llagas
rememoran el cálido encuentro del amor,
la inocencia sin nombre de las huellas
proscritas, el candil abstracto de un
porvenir inconcluso, los rombos gélidos
de la herida. ¿Y qué vendrá? El instante
donde la lucidez es oscura y los pájaros
negros esperan la caída del pretérito,
la desnudez ilógica de la senectud
extraviada.

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