sábado, 23 de julio de 2016

El paisaje

Es un amarillo inverso lo que ves.

El sol implorando el agua de las fuentes,
los campos como un retal de enjambres
dentro de las espigas
y la sombría sed de los olivos.

El viaje supura sueños,
me sumerge en la luz,
en su iconografia estéril.

Siempre hay un destino en los pájaros que vuelven.

Mi vuelo cruza las carreteras sin alma,
regresa al eco del adobe,
se enseñorea con los campanarios vacíos,
deja en el horizonte una sentencia que no duda
en herir mis ojos fieros.

Para mí el azul de no sé qué agosto.

Si me dices que ha dormido el cauce su razón,
si un círculo serpentea con su verde de orfandad
entre murallas, torres, almenas, aliento.

Si la noche se recoge entre fachadas de ámbar,
si la virtud es el olvido de una llamada viajera,
si los duendes nunca amanecen en las manos
y el rumor de las pintadas solo es un laúd de piedra,
qué del estío, qué de los saltimbanquis,
qué de la singladura que me envía hacia esta luz
en la que tampoco habito.

En ningún lugar vive mi dios blanco,
mi delirio desnudo.















No hay comentarios:

Publicar un comentario