jueves, 15 de septiembre de 2011

Carta a Blancanieves

Nunca debiste sembrar tu piel con lágrimas
de hastío. Y ese rojo o la furia del azabache
o la inocencia como un abril misterioso.
Tú la más bella, tú la que roza el espejo con
músculos de arena. La envidia es un dios
taciturno-hay mujeres sin hambre, mientras
otras fabrican su miel de acíbar y plenilunio-.
La huida, la huida se refleja en ti como el símbolo
azul de un pájaro, conocerás el sombrío ejército de las
ramas, los gorriones que se asustan con tu elixir,
los habitantes del bosque, sencillos como la luz
que entreteje la perfidia. Pero en la memoria
del claroscuro un vértice se eleva(sin las plumas
y los mapas, la disciplina que anuncia en su
féretro la inquina de un puñal, el agudo estigma
que rompe la fiebre del hierro como si fuera su
augusta sombra o su adiós). No temas porque
tu luz es la doctrina y ellos, los príncipes
de la noche infantil, hace tiempo que desnudan
sus albas y viven en sus muecas de azúcar
y enebro. Oh princesa que buscas el hogar en
la desventura y conviertes tus ojos en laberintos
de orgullo. Ellos, los hombres que amanecieron
sin alma sirven al ritual, tu sombra les da vida,
tu quietud les eleva como arcángeles de jazmín.
Y de pronto el brillo y ese color que palpita
en la fibra de un corazón esquivo, y ese aliento
que sabe a dulzor o a embeleso, a hiel y a
oscura planicie de maldad. Entre los castaños,
al pie de un roble, cuando llora el manantial
y mil pupilas agitan su verde, en tu cárcel ya
toda luz, con la risa que amamanta inviernos
y un sol que desnuda el último verano, hallarás
la magia, las elipses de un cuento que son a la
verdad lo que la misma verdad ignora.

2 comentarios:

  1. ¿qué respondería Blancanieves?

    me ha sorprendido Ramón.

    un abrazo

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  2. jajaja..pues no se que respondería Blancanieves... Y me temo que nunca lo voy a saber. Gracias, Antonio y a ver si superáis el 8-0. Un abrazo.

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