viernes, 17 de junio de 2011

Residente accidental

Otra ciudad y un sol sin estirpe. Mi cuerpo
como un dromedario herido de luz y antorchas.

Yo espío tus álbumes(o tus pasos que levitan
como alfileres de azar). Hay ritmo y gárgolas,
palabras que esconden futuro. ¿Qué años aquí ,
en el oasis, cuando las domadoras viajan
y enseñan músculo y estéril tiempo?

El camino, el camino como un túnel,
en su visor la atmósfera del espectro,
a menudo el equinoccio de las mariposas
y una estatua y un árbol sin sed.

Llueve y no pregunto porqué
(hay razones de alambre
como hay flechas rojas).

Mi hotel es blanco como un pájaro de nieve,
mi hotel ama los segundos que escriben su negra fe.

Tengo los aromas de un círculo, la brújula
que inventó islas, un labio entre dos horas de sal.
Tengo veinte años de ámbar y sueños que se han doblado
como mapas de azufre.

Sé quien soy, el leopardo sin ojos, la metamorfosis de los camellos,
la especie que rota en un mundo ciego.¿Y los trenes?
¿adónde su aullido? Habita la piedra su estigma
como un diapasón frío.

En mi memoria el paso azul, el color, la música
y un extraño elixir de noches sin espejos ni alba.

Lloverán quimeras sobre un vientre de luz.

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