sábado, 23 de abril de 2011

Héctor consuela a Paris mientras los aqueos esperan

¿Por qué el estigma y su raíz infinita?

Me duele el légamo, la tierra roja y el sepulcro
que llenó el vacío. Tú, hermano ya no eres
mi sombra, tú que no acostumbras a ser oración
ni pensamiento.

Y ahora un eclipse de nubes se acerca ,y gime el mar
y son rocas las conciencias del futuro.

Mi ciudad, mi espejo, mi adobe, mi sílice de hojas.
En el horizonte las naves como pájaros mientras
el odio elige su muro y su estío.

Dime que no volverán los cuervos, dime que las serpientes
no engendrarán la amarilla senda del miedo.

Hermano, tu lucha es roja como una rebelión proscrita,
pero el deseo teje arbustos de misericordia y silencio.

Nuestra patria ya no teme al corazón del olvido,
lucharemos como espadas de lujuria y en el espejo
del metal llorará lo que no se encendió y habitó sombra.

Una flecha y después luz. En el intersticio nos miramos
como torvas bestias, nadie elegirá aquí la razón, sólo
los columpios y el hambre y los dioses que exhiben
su sed.

¿Es quizá justicia, el lazo corrompido por almenas,
la fiereza de la sal o el óxido de las armas que lloran
o sufren?.

¡y la muerte, serpentina de piel!. Tú esperas que el destino mienta,
pero hay una cruz en mi cuello que ya no es herida sino lúgubre candor.

Veo las llamas que me purifican. Soy un soldado que amó
la penumbra, pero he sido fiel y he defendido lo que mi patria requiere.
Un hombre entre los hombres, un orgullo sin epitafio.

Nunca el sinsabor amargo de la renuncia.

11 comentarios:

  1. Me gustó esta profundidad de los versos, de este poema tan esencial donde la lucha protagoniza las páginas del deseo. Gracias por este gran poema.
    Un abrazo

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  2. Muchas gracias, Tino. Me alegra que te haya gustado el poema. Un fuerte abrazo.

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  3. Joder, Ramón, es de una belleza pasmosa. Estremece en su lectura y te eleva, como hacen las grandes obras. Un poema de los buenos, sin exageración alguna por mi parte, al menos a mí me ha encantado.

    Un abrazo.

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  4. Muchas gracias, Ramón, por tu visita y generoso comentario. Un fuerte abrazo.

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  5. Sí es cierto: es de una belleza grandiosa, tan grandiosa como ese mar vinoso que siempre acompañaba a los héroes de la antigüedad en sus peripecias entre humanidad y dioses.
    Me quito el sombrero ante esta maestría.

    Un abrazo.

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  6. Admirable. La precisión del lenguaje y la belleza que arropa cada imagen ponen en evidencia el gran escritor que hay detrás de este poema.
    Salud

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  7. Gracias, Perfecto, por tu generoso comentario. Un abrazo.

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  8. Gracias, Julio, sé que te gustan los temas mitológicos y valoro en mucho tu generosa opinión. Un abrazo.

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  9. Te sigo Ramón, aunque no 'se note' mi presencia por aquí...espero la siguiente entrega con impaciencia.

    Un abrazo

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  10. Sé que estás ahí, Antonio. Mil gracias, amigo. Un fuerte abrazo.

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  11. Sé que estás ahí, Antonio y se agradece infinito. Te mando un fuerte abrazo.

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