sábado, 5 de abril de 2025

Los galgos

 

¿Qué persiguen los galgos que corren por mis ojos?


¿Una casa grande,

un automóvil veloz,

un barco que navegue

sobre un mar de oro?


No es eso.


Lo que persiguen los galgos de mis ojos es la luz de la mañana.


Nunca la puedo atrapar, siempre llega antes la noche.



viernes, 4 de abril de 2025

La belleza

 

Así tiembla la fibra que en el interior brota

de la mirada como un prodigio imposible de adivinar.


Su rayo certero se hunde en la raíz del alma

con la eficacia de un bisturí, sacia el color,

encumbra la música, es una imagen que estalla en el corazón

igual que el trueno cuando asola la quietud de la noche.


Convierte los segundos en efluvio de eternidad

si los ojos no consiguen apartarse de la desnudez

que se muestra indócil al núcleo sensible de lo humano,

y llega la lágrima porque el sentimiento de no poseer

indefinidamente la armonía, las proporciones, las formas,

los arpegios de un ideal es causa de un dolor íntimo.


O viene la dicha con su canto efímero de éxtasis

que reposa en el nido de la mirada,

en el placer que llega al oído desde la música como un don de ángeles,

en la naturaleza de la que nace el asombro,

en la perfección de los cuerpos que aún son jóvenes.


En tu mundo que no se muestra, se intuye en la palabra,

en el amor, en la bondad que es perenne en ti

como un árbol de oro que brilla bajo un océano que nadie surca.


Pintora de ángeles


Calma del agua que vierte su racimo de gotas en la serena

quietud de la tarde. Ella pinta ángeles bajo los aleros como

si ateridos de humedad se refugiaran en las cornisas para

convertir en inmóviles sus alas. Ella aún desprende luz de luna

si la llamada de unos ojos recuerda la simbiosis celeste de su piel

con el haz que la medianoche dejó en su perfil,

mixtura que se convierte en fulgor cuando la memoria

repite el eco de la magia de ver la transparencia de la luz

sobre un halo virgen que envuelve el cáliz de un cuerpo

con la rosa alba que la luna deposita en los hombros desnudos

hincándose como flores de nieve en los promontorios mas altivos

de la carne. Calma del agua que moja la testuz de los caballos

en la fontana, paciencia del cristal y sus biseles donde se quiebra

el rimero que fluye hasta el contorno de una ventana en penumbra,

infancia de la claridad bajo la sombra gris de los cúmulos,

paraguas sin nadie como pájaros negros sobrevolando

la corriente de un río insomne, la sonrisa que pintó

para ella un ángel en su impermeable azul con la forma

dorada de un sol de invierno me recuerda que siempre

fue la luz que iluminó la oscura faz de mi alma.

miércoles, 2 de abril de 2025

La fotografía

 

La imagen permanece como si el tiempo fuera

una gota de piedra que cae sobre la fugitiva sed de los minutos.

Inédito fluir de los relojes que nombran el mañana

antes de que el presente viva en la memoria

de quien ya es pasado al sonreír a un objetivo

que cierra su ojo para retener el instante

que nunca será espejo de una realidad inmóvil.

Tu blusa blanca y mi camisa azul, el lugar donde el sol de agosto

reproduce su ciclo de luz, el cielo claro, el trigal como un cabello

de trenzas amarillas que mueve el aire, el infinito horizonte,

la res y las colmenas, el escenario existe, nosotros no,

aunque falsamente perduren en un papel multicolor

la piel joven y la imagen tuya que hoy me sonríe

desde el ayer mientras contemplamos juntos

aquella fotografía que ya no recuerdo quien nos hizo

con la cámara que aún guardas en la buhardilla 

como un tótem que ya no volverás a usar.