jueves, 12 de diciembre de 2013

El hogar perdido

La fachada cruje igual que mis dientes sin sol. Dentro
las venas son largas como una cuadricula angosta.
Hay luz y memoria, juegos y caderas, días de orgullo
y fríos inviernos de paz. Él dice que el laberinto no
tiene espejos. Yo lo ignoro y señalo mi sombra en las
esquinas, en las molduras ciegas. Mi casa de muebles
rojos, mi casa de amapolas sin nombre, mi casa inválida
como un jazmín perdido.¿Quién desnudó las ventanas
bajo insomnios sin fe?. ¿Quién maquilló con la música
de los azules la herida circunspecta del azar? Que vuelva
el sonido de las voces sin mapa, su cicatriz escribe en las
paredes un confín. Poderosa es la luz de los eclipses,
también el eco de los narcisos. Que muera lo que ya
ha muerto de ti, que nos regale su corazón de humo
o su nada.

4 comentarios:

  1. Para poderoso, este encadenamiento de imágenes que se disuelven en humo.
    Abrazos, siempre

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  2. Muchas gracias, Armando, por pasarte por mi blog y comentar este poema. Un abrazo.

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  3. He imaginado tu casa, con sus muebles rojizos y sus pasillos, como esas venas, los niños, el amor, la vida y la muerte. Felicidades por tan buen poema. Un abrazo.
    Y Feliz Navidad.

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  4. Muchas gracias, Margarita, por tu amable comentario. También te deseo una Feliz Navidad. Abrazos.

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