domingo, 14 de junio de 2015

La playa al amanecer



Como una mentira azul
que el mar tiñe.

Aún recuerdas el paseo y la bruma,
las mañanas de aprendizaje
con el olor salino
y la inquietud por vencer.

¡Qué frágil la aventura del suspiro,
del rayo y la balaustrada que llora!

No deja rastro el áureo desliz,
tus pies olímpicos lamen las llagas
de un océano amable, crepitan las banderas
como hojas de musgo
sin entender el símbolo
ni la historia
ni el desdén.

La luz es otra en el ombligo del faro,
baila, elige el teatro de las sirenas
donde brilla el ósculo infantil de Ulises,
la mirada agria de los peces.

¿Cuántos quilómetros de sed afloran en mi,
qué ambivalencia iluminará las calles,
las esquinas del suburbio?

Hay un río de plata sobre la estela del mar,
un reflejo de collares en tus labios de espuma,
crestas de marfil en las caracolas que titilan
bajo este amanecer sombrío.

Dicen que dios
dormita entre las nubes como un pífano rojo,
pienso en ti cuando dibujo las aletas
de la callada noche
y te creo anfibia,
rosa de agua,
clavel de navíos
en mi pupila inmortal.

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